sábado, 26 de junio de 2010

Abuelo, ¿me recuerdas?



Abuelo, soy Alba, ¿me recuerdas?, la pequeña de tus nietas. Aunque tú no puedes verlo, te contaré todas las cosas que me llevaron a elegir esta carrera, Educación Primaria. Ahora no se si me recuerdas, si sabes qué hago, cómo me siento, lo que necesito... te haría tantas preguntas si pudieras contestarme...
Por si has olvidado todo, pero aún me ves, te explicaré qué me ha llevado a estar dónde estoy.
Echando un vistazo hacia el pasado puedo comparar mi formación con un paisaje, un paisaje montañoso, en el que cada montaña es un reto en dónde quiero conseguir la cima de forma victoriosa.

Mi camino empezó una fría mañana de Diciembre de 1992, aquí todo era fácil, con llorar, hacer sonidos o decir unas palabras tenía todo lo que quería como si cayese del cielo. Era el principio, un camino llano, sencillo, liso y sobre todo fácil. 
Pero poco a poco vas avanzando y ves como empiezan algunos desniveles, aparecen las primeras piedras, estas son pequeñas, y resultan fáciles de superar. Con las piedras hago referencia a la guardería, el separarte de papá y mamá, el conocer gente nueva por primera vez...
Mi camino no acaba ahí, seguí avanzando y en Septiembre de 1994 me choqué con un edificio llamado colegio, este era grande, muy grande, en él había niños mayores que yo, y sabía que ahí pasaría ocho años de mi vida. Esto me aportaría innumerables experiencias, situaciones y relaciones que al final del camino me habrían dado numerosos conocimientos.
Comienza Educación Infantil, qué difícil otra vez sin papá y mamá pero como a todo, en la vida te acostumbras. De esta etapa la verdad no tengo grandes recuerdos, sé que aprendí a que no todas las comidas sabían como las de mamá, que ahí nadie me iba a esperar, que atarse los cordones podía ser fácil si con el cordón hacías las orejas de una liebre, etc. 
Ya sabes que soy hija única y al haber nacido en Diciembre, de las pequeñas de clase, estaba acostumbrada a refugiarme en un adulto, y por ser el colegio la cosa no iba a cambiar. Un gesto de complicidad de los profesores me permitía sentirme protegida, esforzarme y dar todo lo que tenía de mi para no decepcionarles.
Sólo tres años después me sitúo en la continuación de la formación Infantil, ahora se trata de Primaria,este será mi primer gran reto, es la primera montaña a la que me enfrento, estoy preparada, llevo años haciendo cosas parecidas, subiendo pequeñas colinas, esto sólo me requerirá un poco más de esfuerzo. Llegan novedades, ahora estoy con los mayores, en el patio grande, pero las novedades no son sólo a la hora de jugar, los libros tienen unas pautas más claras, ahora si que hay que estudiar. Voy creciendo y trato de hacer lo que hacen los mayores, mi madre es profesora e intento desempeñar su papel, no sólo con juegos imitando profesiones con mis amigos, sino creando lo que sería una "academia de verano" si, academia de verano, una vecina y yo hemos decidido explicar lo que sabemos a los niños pequeños de la urbanización, así aprenderán y estarán entretenidos.
Ya tengo 8 años, ha nacido el pequeño de la familia, Alejandro. Sé que soy pequeña pero creo que puedo ser su madre, yo puedo hacer que deje de llorar, jugar con él y enseñarle las pequeñas piedras que yo ya he superado.
En mi paso por esta pequeña montaña los maestros me califican positivamente; soy una chica responsable, trabajadora, cariñosa, que se esfuerza, detallista, colaboradora, etc.
Ha llegado 6º, sólo un paso para estar en el instituto, que bien suena esa palabra, instituto, chicos mayores, libertad, fiesta...pero como todo, no es sólo diversión. Es la hora de solicitar plazas, en primer lugar el IES José Hierro, el instituto que comparte verja con el colegio. Al salir las admisiones todos, repito, todos mis compañeros de curso están admitidos, yo no. Estoy empezando a subir otra montaña sin darme cuenta, pero me parece que no lo hago de un forma muy victoriosa. Mamá ha empezado su peregrinación hasta conseguir que mis estudios secundarios se lleven a cabo con los demás compañeros.
Ahora sí, primer objetivo conseguido, estoy en el instituto, he comenzado la ESO. La niña buena, responsable, interesada por lo que aprende que había en Primaria, nadie sabe dónde se esconde, ahora he dado un giro de 180º, tal vez se deba a las nuevas compañías, los nuevos ambientes, el distanciamiento con profesores...quién sabe. 
Mi actitud de rechazo ante todo lo que me va presentando el futuro me está llevando a broncas en casa, a disgustar a mi madre cuando habla con los tutores, cuando recibe mis calificaciones...etc. Algo me pasa, estoy dónde quiero, con la gente que quiero gracias al esfuerzo de mi madre (ya que superar Primaria, no lo considero esfuerzo) y yo no doy nada a cambio. 
Abuelo, ahora estoy en cuarto de la ESO, estoy algo más centrada, quedan escasas semanas para que empiecen los exámenes finales. Es hora de estudiar, pero tu estás en el hospital, no puedo soportar esa angustia que se me crea en el estómago de pensar que me puedes dejar, me dices que no te importa no verme tanto, sólo quieres que me forme, eso es para ti lo importante, el pensar que el día de mañana seré algo y me valdré por mi misma. Por ti lo hago, distribuyo mi tiempo, necesito verte para asegurarme de que estas bien y a la vez estudiar para que  creas que estoy tranquila. Por fin se acaban los exámenes y tu te mejoras, las calificaciones son buenas. 

Estoy preparada para enfrentarme a otro nuevo reto, una montaña más alta y empinada que las demás. Comienza  Bachillerato. Ahora estoy en primero, tengo interés, ganas de superarme, de daros alegrías a todos y demostraros que también puedo ser formal. Que sorpresa, de nuevo todos mis planes se han truncado. Papá y mamá deciden separarse con todas las alteraciones que esto va a provocar en el día a día. Bien, estoy pasando un mal momento, el peor de todo lo que llevo vivido pero en cambio tengo que demostrar lo contrario de lo que siento, me siento floja, sin ganas de nada, pero demostraré que soy fuerte y que yo puedo. Mi madre ahora tiene demasiados problemas y disgustos como para que yo provoque más. Abueli, ahora todos me pedís más, me pedís que sea más fuerte, que vea que las cosas van y vienen como si de aire se tratase, que fácil es hablar ¿verdad?
Estoy haciendo más esfuerzo del que pensáis pero lo voy a conseguir, si, ahora voy a demostrar lo que valgo. Ha acabado el curso, de nuevo buenas calificaciones, he dado la talla y todos os sentís orgullosos de ello.
Segundo de bachillerato, tengo miedo, constantemente hablan de Selectividad, la prueba de acceso a la universidad. Se acerca mayo, abuelo ahora tengo un problema, las notas son normales, tampoco muy altas, pero ni mi profesora de filosofía ni de historia quieren que me presente a Selectividad por su asignatura, ahora si que estoy desconcertada. En casa me decís que lo olvide que demuestre lo que valgo, pero no es fácil. Tengo todo aprobado, estoy a un paso de la universidad, de nuevo tengo esa visión idealizadora, como pasaba con el instituto.
Bien, he tomado ya la decisión, estoy cansada de que pongan etiquetas, de que crean que no puedo, iré por filosofía y no defraudaré a nadie, lo prometo. 
Estoy a punto de tocar la cima, sólo me queda pasar estos exámenes y seré universitaria. 
Abuelo, tengo que decirte que estoy arriba, desde aquí ves todo el camino recorrido, si, de nuevo me he salido con la mía, no sólo no he defraudado en filosofía sino que tengo la calificación más alta de clase. Estoy orgullosa de mi misma, ahora tengo que descansar, ha sido un año muy difícil, y al año que viene comienza un nuevo reto, la universidad. Es como el Everest de mi vida, es el paso hacia lo que llevo queriendo siempre, ahora casi lo puedo tocar.
El Everest, si, así llamaré a la montaña que estoy empezando a escalar. La gente es nueva, no viven cerca, somos muy diferentes, pero en el fondo tenemos todos algo en común, todos queremos educar. Abuelo, te estas poniendo malito, no puedes, tenemos demasiados planes hechos juntos, apenas queda un mes para mi cumpleaños, mis 18 años, tenemos que compartirlos. Mi vida está cambiando mucho y quiero que seas participe. Ahora me doy cuenta, estoy en el Everest, no en el prado por el que empezó mi vida, ahora lo que yo quiero no siempre es, y aquí tu y yo no podemos decidir, te tienes que ir, ¿ahora que haré yo?, yo sin ti no puedo, es demasiado empinada esta montaña y encima estas cosas me hacen resbalar. 



Abuelo, me quiero rendir pero hay algo que no me deja, me viene a la memoria la infinidad de veces que me dijiste " Mi niña tienes que ser fuerte y luchar por lo quieres, nada podrá contigo, yo lo se." , también me doy cuenta de todo lo que has luchado tú por estar a mi lado, todo lo que me has demostrado de lucha diaria, esfuerzo personal y amor propio, creo que es esto lo que no me deja parar, lo que de nuevo me pide más de mi. No se si lo siento porque me lo has ido demostrando con el día a día o realmente es que aún estás conmigo. Pero pase lo que pase no te defraudaré. Ya han llegado los exámenes, si abuelo, no me he rendido, he vuelto a demostrar que puedo.
Ahora comienza el 2º Semestre, te explicaré la asigantura de Organización en este blog, así verás lo que hago y cómo me van yendo las cosas. 

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